El cráneo de una niña que tenía aún prendidos veintidós metros de cabello color cobrizo fue hallado ayer por un grupo de obreros que trabajaba en la desocupación de los vestigios de las criptas del histórico convento de Santa Clara, donde yacían enterradas tres generaciones de obispos y superioras, en Cartagena de Indias, Colombia.
El hecho ocurrió mientras vaciaban la fosa para retirar los restos y poder utilizar el predio en el que se planea construir un hotel de cinco estrellas. Allí, una de las lápidas saltó en pedazos luego de que un obrero le pegará con un pico, y dejara al descubierto una cabellera para cuya extracción fue necesario el trabajo de varios empleados. Al final se supo que medía 22 metros y once centímetros.
La lápida estaba carcomida por el salitre, por lo que solo permanecía legible el nombre de "Sierva María de Todos los Ángeles". En la hornacina también había pequeños y menudos huesos dispersos. El maestro de obra explicó que el pelo humano crece un centímetro por mes hasta después de la muerte y que por ese motivo no le pareció extraño que luego de doscientos años, los restos tuvieran esa cantidad de cabello.
Una hipótesis sobre la identidad de los restos, habla de una leyenda esparcida entre los habitantes de la zona. La misma cuenta que una marquesita de doce años, cuya cabellera le llegaba hasta el suelo, era honrada por varios pueblos del Caribe por haber realizado varios milagros, pero fue sorprendida por el mal de rabia tras el mordisco de un perro, lo que provocó su muerte prematura.
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